Una vez que decidimos optar por llevar adelante una estrategia CRM, es fundamental identificar las diferencias entre los tipos de contactos.

La perfección está en los detalles.

Para cualquier marca, es importante desterrar el uso genérico de la categoría de “cliente” y conocer a fondo que representa cada contacto para la compañía:

  • ¿Qué es un Contacto?: toda persona o empresa que está en nuestra base.
  • ¿Qué es un Prospecto?: también conocido como lead o potencial cliente, es todo contacto posible comprador de alguno de nuestros productos o servicios.
  • ¿Qué es un Cliente?: todo contacto que nos haya comprado algún producto o servicio.

No todos los contactos en nuestra base son clientes.

Existe una masa de contactos que no pertenecen a nuestro grupo de clientes ni de prospectos, es decir que en este momento no son clientes ni potenciales compradores de un producto o servicio de nuestra empresa. ¿Es acertado desaprovechar esta información? ¡Claro que no!

CRM permite tener al día el estado de cada uno de nuestros registros. Existen combinaciones del tipo ‘Cliente/Prospecto’ que son consideradas en el sistema y deben utilizarse apropiadamente para no dejar fuera de ninguno de los grupos a nuestro contacto, ya que ello afectará la manera en la que nos relacionamos con él. La correcta identificación de los contactos (o segmentación) es clave para el desarrollo de cualquier estrategia, ya que permite enfocar las actividades, dimensionar recursos y medir resultados de manera rápida y global.

CRM simplifica la toma de decisiones según el estado de cada contacto, para así maximizar los resultados de sus negocios.

Para saber más sobre cómo impulsar a tus contactos para que se conviertan en nuevos clientes, consúltanos por asesoría en CRM.